Variaciones en la percepción del dolor

La relación entre un estímulo nociceptivo y la manifestación del dolor depende de diversos factores como la atención, excitación o la expectación. No siempre a misma intensidad de estímulo nociceptivo se genera una señal dolorosa de la misma índole en una persona.

Por ejemplo, durante la guerra un soldado recibe un disparo en su pierna y aún así, es capaz de llegar corriendo hasta la trinchera más próxima para ponerse a salvo. Su sistema nervioso central se encuentra totalmente excitado y prioriza llegar hasta un lugar protegido, ante sentir el fuerte dolor que es producido por una bala.

Sin embargo, en una situación de relajación, por ejemplo, en un momento de lectura, el choque del codo contra la esquina una mesa puede generar un dolor de alta intensidad.

Con estos queremos decir que el sistema nerviosos nos va a influir notablemente en nuestra percepción del dolor. Unas veces será algo positivo ya que nos permitirá salir de un apuro, pero otras veces nos puede crear una alerta excesiva ante un daño leve.

Teoría de la compuerta o «Gate Control»

La teoría de la compuerta o «Gate Control» nos viene a decir que existe la posibilidad de frenar la transmisión de un estímulo doloroso por medio de la propia transmisión de un estímulo no doloroso. Estos últimos, son capaces de anteponerse y bloquear el paso del estímulo doloroso, disminuyendo o incluso inhibiendo por completo la percepción del dolor.

Por ejemplo, nos damos un golpe en el codo contra la esquina de una mesa, se genera un estímulo nociceptivo y nuestro sistema nervioso central lo traduce como un dolor intenso. Pero, para aliviarnos frotamos velozmente la zona golpeada generando un nuevo estímulo no doloroso en la misma región. Automáticamente se activa el mecanismo «gate control» y nuestro sistema nervioso prioriza la transmisión del estímulo no doloroso disminuyendo o incluso suprimiendo la percepción de dolor.

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