Una fractura es la ruptura de un hueso de nuestro cuerpo, generalmente son producidas por traumatismos importantes como pueden ser una caída desde altura o un accidente de tráfico.

En las personas mayores existen ciertos factores predisponentes como la osteoporosis que pueden provocar fracturas sin necesitad de traumatismo, éstas son llamadas fracturas por estrés.

¿Qué tipos de fracturas existen?

  • Fractura completa: El hueso se rompe y se divide en dos partes.
  • Fractura en tallo verde: El hueso se rompe pero no llega a separarse por completo en dos partes. Típica de niños en etapa de crecimiento.
  • Fractura simple: El hueso se rompe por una sola línea de fractura.
  • Fractura conminuta: El hueso se rompe en varios pedazos o se astilla.
  • Fractura abierta: Un fragmento de hueso sobresale a través de la piel.
  • Fractura cerrada: Hay rotura pero se encuentra cubierta por la piel.

 

¿Cómo puedo saber si tengo una fractura?

Tras el traumatismo el dolor es inmediato, de forma automática el cuerpo activa sus mecanismos de protección. En función de la gravedad de la fractura se producirá mayor o menor respuesta, pero por norma general existirá impotencia funcional, dolor intenso, inflamación y tumefacción.

En casos graves puede llegar a observarse deformidad en la región afectada o incluso puede apreciarse como el hueso sale a través de una herida provocada en la piel.

 Por el contrario, en el caso de las personas mayores, también existen fracturas que pasan desapercibidas. Esto es debido a que ocurren en estructuras muy deterioradas y la persona no tiene la capacidad de percepción suficiente para detectar la fractura, por tanto, no se desencadenan los mecanismos de protección que nos alertan del daño.

¿Cuál sería el tratamiento inicial?

En caso de sospecha de fractura lo primero que tenemos que hacer es inmovilizar la estructura dañada, ya que si la movilizamos en exceso podemos provocar complicaciones. En cuanto sea posible hemos de visitar a un médico para que nos explore y realice las pruebas diagnósticas necesarias. Por norma general, en primera instancia se suele llevar a cabo una radiografía, la cuál nos va a aportar información sobre el estado del hueso.

Una vez obtenidos los resultados se procederá al tratamiento inicial, el cuál dependerá de la gravedad de la lesión. Las fracturas de menor alcance optarán por un tratamiento más conservador con escayola y las fracturas más complicadas pasarán primero por el quirófano para favorecer la recuperación.

 

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