Cuando tiene lugar una lesión de cierto alcande en nuestro aparato locomotor es necesario realizar una prueba complementaria para conocer el nivel de la misma.
Existen diferentes tipos de pruebas diagnósticas, cada una aportará más fiablemente un tipo de información. Comúnmente, las pruebas complementarias más utilizadas en primera instancia son Radiografía y Ecografía.
A continuación explicaremos cómo se realizan, en qué consisten y en qué ocasiones nos serán más útiles.
Radiografía
La radiografía tiene lugar gracias a los «Rayos X», un tipo de radiación electromagnética, tal como la luz visible. Mediante una máquina de rayos x, se envían partículas de estos haces a través del cuerpo humano y tras ello se registra una imagen, bien en una película o bien en una computadora.
Dependiendo del tipo de estructura que se encuentre entre la máquina de rayos y el lugar de proyección se reflejará un tipo de imagen u otro. Las estructuras como los huesos al ser más densos bloquearán la mayoría de las partículas de rayos x y aparecerán de color blanco. Sin embargo, las estructuras que contienen aire se verán negras, ya que apenas oponen resistencia al paso de los rayos x. Músculos, grasa y líquidos aparecerán en sombras grisáceas.
Por lo general, suelen realizarse varias radiografías en cada examen, para así poder abarcar diferentes angulaciones y poder obtener una información más completa. La lesión que mejor detecta es la fractura, la cual se distingue cuando la forma del hueso observado no conserva su línea natural. También pueden observarse alteraciones en las partes blandas, pero no es una prueba específica para ello.
Ecografía
La ecografía es una técnica de exploración que permite ver imágenes del interior del cuerpo humano por medio de ultrasonidos. Mediante una sonda impregnada de gel conductor se van emitiendo ultrasonidos, que al rebotar sobre las estructuras, se recogen y traducen en imágenes a tiempo real. En el monitor del ecógrafo se puede observar al instante el estado de los tejidos a explorar.
La exloración de la prueba es más compleja que una radiografía por lo que es importante que sea realizada por un profesional bien cualificado. Normalmente, cuando se realiza una ecografía se explora toda la región afectada y se compara con el lado opuesto en caso de que exista la posibilidad.
A nivel musculoesquelético principalmente nos va a aportar información sobre partes blandas, principalmente tendón y vientre muscular. Nos aclarará las dudas en caso de roturas de fibras o tendinopatías. También nos da información sobre el alcande de grandes edemas o inflamaciones y de cómo se encuentra el bombeo sanguíneo mediante el efecto Doppler.
Ambas pruebas nos ofrecen resultados fiables y relativamente rápidos, por eso son utilizadas para reforzar los diagnósticos iniciales. Cuando no nos aportan información con la claridad necesaria para definir el alcance de la lesión, se llevan a cabo pruebas de mayor calibre como la Resonancia Magnética o el Escáner. En próximas entradas hablaremos detalladamente sobre estas pruebas.
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